EL CARMEN DE LAS MARAVILLAS


El Colegio Mayor Albayzín abrió sus puertas en octubre de 1945 por iniciativa de San Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei, quien eligió personalmente la primera sede del colegio mayor: el Carmen de las Maravillas, situado en número del Carril de la Lona, en el granadino barrio del Albayzín. Más tarde, en el curso 67/68, la residencia se trasladó a su actual sede de la Avenida Fuentenueva. El antiguo edificio, aunque situado en un paraje de gran belleza, no reunía ya condiciones para albergar las instalaciones de un colegio mayor moderno. Además, la nueva sede, mucho más amplia, podía acoger al número creciente de estudiantes que solicitaban plaza.

El primer director del colegio mayor fue Juan Antonio Galarraga, doctor en Farmacia y premio Juan de la Cierva del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Este investigador donostiarra, agudo científico de personalidad abierta y servicial marcó una impronta que a lo largo de los años se ha tratado de mantener: aunar la competencia profesional y un fuerte espíritu de colaboración.

El entonces rector de la Universidad de Granada, Antonio Marían Ocete, y el alcalde de la ciudad, Antonio Gallego Burín, apoyaron la nueva iniciativa, al igual que el obispo Agustín Parrado, que bendijo el primer oratorio o capilla de la residencia.

Por los pasillos y habitaciones del Carmen de las Maravillas comenzaron a subir y bajar estudiantes de toda España. Algunos de ellos, como Pedro Lombardía, que llegó a ser catedrático de Derecho Canónico, lograrían un prestigio internacional en sus disciplinas académicas.

Desde sus comienzos, el Colegio Mayor Albayzín se benefició de la colaboración de profesores que, sin vivir entre sus paredes, aportaron su ciencia y su buen hacer humano y universitario. Entre otros muchos podemos destacar al constitucionalista Luis Sánchez Agesta; al catedrático de Farmacia José González Castro, o al ilustre médico Eduardo Ortiz de Landázuri, decano de la Facultad de Medicina de Granada, vicerrector de la misma universidad, y uno de los forjadores de la Clínica Universitaria de la Universidad de Navarra.

Un ilustre residente de la residencia del Albayzín, impulsor de sus actividades culturales durante largos años, fue Antonio Fontán, catedrático de Latín y futuro maestro de periodistas y político, que llegó a ser presidente del Senado y ministro durante la democracia.

El 14 de julio de 1951 marca un hito importante en la historia de la residencia del Albayzín. En esa fecha, el director de Enseñanza Universitaria, José Ibáñez Martín, concede la categoría de Colegio Mayor y aprueba los estatutos por los que se regirá, decisión publicada en el Boletín Oficial del Estado del 24 de julio de ese mismo año.